¿Son tus alumnos inteligentes? Puede resultar llamativa la pregunta y es posible que la mayoría que se la planteen respondan:
¡Claro! Pero la realidad muestra caminos diferentes. Por un lado, tenemos a quienes ven la inteligencia de forma estática y sitúan a sus alumnos en una campana de Gauss; unos pocos con capacidad sobresaliente, una amplía media y los que no.
Y por otro lado, están aquellos que identifican el cerebro como un órgano vivo que crece con el uso de la experiencia. Los primeros sitúan las debilidades en el foco de atención, los errores priman por encima de las fortalezas. Si se va por este camino, hay que abrir los ojos porque todos somos inteligentes.
La Teoría de Howard Gardner sobre las Inteligencias Múltiples nombra la existencia de 8 inteligencias pero identifica muchas más, como la inteligencia existencial o espiritual; definida como “la facultad para tener aspiraciones profundas e íntimas, para anhelar una visión de la vida y de la realidad que integre, conecte, trascienda y dé sentido a la existencia” (Torralba, 2010, 52).
Dentro del aula es necesario identificar las fortalezas de todos y cada uno de los estudiantes y generar actividades que estimulen las diferentes inteligencias para fomentar la comprensión. El cuestionario de inteligencias múltiples (Armstrong, 2000. Adaptación de Prieto y Ballester, 2003) evalúa 8 de las inteligencias de la teoría a través de unos ítems para cada una.
Una vez descubrimos esos puntos fuertes, nos apoyamos para potenciar su aprendizaje, favorecer la motivación y mejorar sus capacidades menos destacadas. Para eso, David Lazear (1992) creó también una caja de herramientas con actividades para estimular cada una de las inteligencias en cualquier área del currículo.
“La experiencia de éxito en el área más destacada proporciona autoconfianza a los alumnos para que se enfrenten a otros campos más problemáticos” (González Falcón. 2002, 484). El proceso de “tener puentes” se basa en utilizar las capacidades cognitivas destacadas como medio para acceder a otras áreas de aprendizaje y habilidades académicas.
Adaptar el aula a la diversidad es atender a las inteligencias múltiples y enriquecer el aprendizaje a través de múltiples maneras que integren la lengua, operaciones lógico-matemáticas, el entorno, la música, el cuerpo, lo visual y espacial, etc. así como las emociones.
Y ahora, dedica un minuto y piensa: ¿Son tus estudiantes inteligentes?