En países como Inglaterra, tres cuartas partes de los niños de 10 a 12 años ya usan las redes.
El límite de 13 años de edad impuesto oficialmente para redes sociales como Facebook, WhatsApp, Instagram y Snapchat ha resultado un saludo a la bandera.
La realidad es que millones de niños se involucran con ellas desde edades tan tempranas como los ocho años.
En Inglaterra, como lo acaba de recordar un reporte de la Oficina del Comisionado de la Infancia del gobierno, tres de cada cuatro niños entre los 10 y 12 años poseen sus propias cuentas.
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¿Qué impacto está teniendo este fenómeno en ese grupo de edad?
Para entender mejor los dilemas que enfrentan a diario padres, profesores y las mismas autoridades, la Comisionada de la Infancia Anne Longfield condujo una evaluación basada en ocho grupos focales, en los que involucró a 32 niños entre los 8 y 12 años.
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En este grupo de edad las redes más populares son Snapchat, Instagram, Musical.ly y WhatsApp. El informe señala que los niños más pequeños son menos rutinarios en su uso, pero a medida que crecen, el hábito se multiplica hasta usarlas varias veces al día.
En algunos casos, las redes sociales terminan dominando por completo su atención.
“Los niños saben cómo animarse o calmarse utilizando las redes sociales, desde obtener Snapchats divertidos de un amigo hasta ver videos en Instagram.
Las redes les permiten ser creativos y jugar, dos cosas que los atraen desde una edad muy temprana”, anotaron los autores del informe.
Un dato interesante es que los niños reconocen que a través de sus padres y en las escuelas conocen los riesgos provocados por extraños y abusadores, pero al mismo tiempo saben poco sobre cómo protegerse.
La relación de los niños con sus propias redes está profundamente determinada por el uso que les dan sus padres y familiares a las suyas.
Los hermanos mayores resultan con frecuencia los principales maestros frente al uso de redes. Aunque ese aprendizaje no es tan pasivo como muchos creerían.
Es el momento en que comienzan a prestar más atención a celebridades, lo que desencadena una mayor tendencia a compararse con otros y una autoconciencia sobre cómo lucen.
El informe destaca que los niños comienzan a ver las actividades no digitales bajo los lentes de aquello que se vería mejor en las redes sociales al compartirlo.
La información recopilada llevó al grupo de expertos a proponer una serie de recomendaciones para los gobiernos, los padres y los maestros. En cuanto a las tareas para los gobernantes, está la de ampliar la alfabetización digital más allá de los mensajes de seguridad, para desarrollar la conciencia crítica centrándose en la etapa de transición de la escuela primaria a la secundaria.
En cuanto a los padres, el informe recomienda que se informen sobre los cambios que experimentan sus hijos con la edad frente a las redes sociales, para que puedan ayudarlos y apoyarlos positivamente, incluyendo enseñarles cómo desvincularse de ellas.