Inteligencia artificial, la nueva forma de enseñar matemáticas.
Emprendedores crearon una plataforma que guía a los niños en el proceso de aprendizaje. La plataforma ha ayudado al 83% de niños entre 4 y 14 años a mejorar sus calificaciones.
La forma como se está enseñando no es la más adecuada. Así lo reflejan las pruebas internacionales Pisa. Según los últimos resultados de las pruebas Pisa, elaborado por la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), están llevando a que la sociedad se esté preocupando por cambiar prácticas pedagógicas en torno a las matemáticas.
Entre las iniciativas que buscan revolucionar el sistema educativo está Smartick, un método en línea de matemáticas extra escolar que cuenta con el apoyo de la Unión Europea y, según estadísticas de la misma plataforma, ya ha ayudado a mejorar sus calificaciones al 83 por ciento de los estudiantes entre los 4 y los 14 años que la han usado.
Al usar inteligencia artificial, como lo hace Smartick, sitúa a cada niño en su nivel exacto. Y, desde ahí, ‘cocinarle’ un plato de matemáticas especialmente con los nutrientes que necesita cada uno.
Esa misma inteligencia artificial permite estudiar miles de datos para comprobar, por ejemplo, que los niños pueden empezar a practicar potencias antes de lo que pensábamos o que no se asustan con el álgebra si se les introduce como lo hace la plataforma. Lo segundo es poder gamificar parte de la experiencia. Los niños rinden mejor en un entorno amable donde pueden, por ejemplo, ganar estrellas dependiendo de sus resultados.
La algoritmia de Smartick permite estudiar el estilo de aprendizaje de cada niño y saber cómo lo está haciendo. Y así se adapta, al punto de que si falla una serie de ejercicios, le salta un tutorial o se le rota de concepto. Pero, además, dependiendo de cómo lo ha hecho ese día, esos 15 minutos, le propone los ejercicios del día siguiente.
También analiza miles de ítems de información de 10.000 niños. Para luego, con los expertos en didáctica, matemáticos y desarrolladores, interpretarlos y anticipar el comportamiento individual de cada niño. Esto permite ir guiando a cada uno, sin frustraciones.