La vida del maestro no es nada fácil.
Según los psicólogos, sus jornadas laborales son las más estresantes, y no es para menos. Pasar 6 horas “manejando” una clase de alumnos no es tarea fácil.
Además, los maestros no solo deben lidiar con los estudiantes, si no también con sus padres. Y aquí es donde pueden surgir los verdaderos problemas. En algunas ocasionas algunos progenitores pueden llegar a ser más problemáticos que sus propios hijos.
Algunos maestros han contado las quejas más ridículas y extrañas que han sufrido por parte de los padres de sus alumnos.
A continuación una selección de las mejores, las cuales no tienen desperdicio:
- “Un padre vino a quejarse porque decía que hablábamos demasiado francés en clase. Esto sería una preocupación razonable de no ser porque lo hacíamos en una clase de francés a nivel de secundaria”.
- “Un padre se quejó porque Puse un CD de música clásica Persa. Esto fue en clase de “Lenguas y Culturas del mundo” y poníamos un CD diferente cada día. Me dijeron que lo que estaba haciendo era simpatizar con terroristas”.
- “Le puse a un alumno una D (deficiente) en sus deberes. El padre me dijo que le tenía manía a su hijo. En realidad sus padres y yo estábamos de acuerdo en que la mayoría de las respuestas a los ejercicios estaban mal, pero ellos opinaban que debería haber sido menos exigente”.
- “Una madre amenaza con llevarse a su hija del colegio si no le dábamos el papel principal en la obra de teatro navideña. La niña había dejado perfectamente claro a los profesores y a los compañeros de clase que no se sentía capacitada para este papel y tampoco quería hacerlo”.
- “Una madre vino a quejarse de su hija. La pequeña sacaba muy buenas notas, se esforzaba en clase y siempre hacía los deberes. La conversación fue algo así:
Maestra: Tu hija se esfuerza mucho con los deberes.
Madre: ¿Te hace la pelota?
Maestra: No, simplemente le gusta hacer las cosas bien y tener éxito. Dicho esto, debemos procurar que mejore un poco en gramática.
Madre: Lo sabía, es estúpida. No hace nada. Va a ser una fracasada. Que decepción de niña”.
- “La escuela tiene una política de comportamiento basado en un código de colores. Básicamente, si un niño se porta bien se le da una piruleta al final de la semana. Un viernes, un niño no recibió su dulce porque había escupido a otro niño, entre otras muchas cosas. Los padres vinieron a hablar conmigo exigiendo que al niño se le debía dar una piruleta”.
- “Antes daba clases de fonética a los niños del jardín de infancia. Un día un padre vino muy ofendido a clase a hablar conmigo. Su queja es que no comprendía por que había enseñado los niños a leer las sílabas er/ir/ur antes que el diptongo oi/oy. Este señor no quería que su hijo aprendiese a leer la palabra girl (chica) antes que boy (chico). Su argumento es que boy era una palabra que se usaba más y era más importante”.
- “Un padre vino a la escuela a quejarse porque llovía cuando hicimos una excursión al zoológico. Decía que no habría dado el permiso para ir al viaje si le hubieran avisado de que podría llover”.
- “Estaba preparando a la clase para un examen de Física y química, por lo que les mandé una hoja de ejercicios por las 2 caras. Estaba corrigiéndolas (el plan era devolvérselas a los alumnos para que la utilizasen de guía de estudio de cara al examen) Cuando vi que un alumno solo había hecho una cara de ejercicios. En la otra cara solo había puesto su nombre, por lo que sabía que había más ejercicios, pero decidió no hacerlas. Por supuesto le puse un 5, nota lógica teniendo en cuenta que solo había hecho la mitad. Pues sus padres parece ser qu eno lo vieron así y fueron quejándose a todos los profesores, menos a mi”.
- “Una madre me pregunto un día que de donde contratábamos a los empleados de limpieza Por que no sabía si se podía fiar de que no le robasen los objetos personales a su hija. Le expliqué que no teníamos contratada a ninguna agencia, el colegio se encargaba de seleccionar al personal de limpieza personalmente. Acto seguido ella me dijo “no, quiero decir que ¿de dónde son?”. Sin contestar la invité a abandonar el despacho”.
- “Tuve un padre al que se un día se le olvidó darle el almuerzo a su hijo. Llamó a la escuela para decirme que saliese de la clase y me acercara al restaurante Subway de la acera de enfrente a comprarle un bocadillo”
Seguro de que en algún momento habrán sufrido algún encuentro similar. A veces los padres actúan de una forma mucho más irresponsable que los propios niños.
Detesto la violencia en todos los sentidos amo la paz la educación e incluso discutir con sensatez detesto los gritos y las voces enojadas