El que narra deja de ser un simple testigo y se transforma en protagonista.
Sintetizar el cuento, narrarlo, constituye meramente un ejercicio sistemático. El mismo es un acto estructural, como el legado de las evocaciones asociados con la memoria.
El cuento tiene un gran valor educativo. Es un gran recurso metodológico en educación infantil. Sirve como base de muchas actividades de enseñanza aprendizaje y contribuye al desarrollo de este proceso. Está presente, sobre todo, en el área de expresión y comunicación.
El ejercicio de narrar
¿Sabes lo que es narrar? Para nosotros es un un acto de descubrimiento, el narrador apuesta a quien lo escucha y descubre algo del yo más íntimo de aquel que se muestra. En esta conversación se entrelaza y se recuerda que la palabra siempre tiene algo que decir de ellos mismos.
Porque entre quien narra y quien lee siempre hay puntos de encuentro y puntos de tensión. El maestro camina con sus estudiantes mientras comparte sus conocimientos, y con ello da más que un aprendizaje. En su discurso descubre sus intereses, sus interrogantes y sus anhelos más profundos.
El interés de los niños por la narración, por el seguimiento de una historia, se empezará a sentir a partir de los dos años. El niño necesita el cuento para conocer hechos reales o fantásticos. Para satisfacer su pensamiento mágico simbólico, para revivir y aligerar tensiones y conflictos, para comprender valores y sentimientos de otros.
Pero esto depende del cumplimiento de una serie de condiciones en la narración.
Cuando hablamos de técnicas de narración nos referimos a las formas de actuar sistematizadas para contar o relatar un cuento o historia a través de la transmisión oral de la información.
Incluso quien se rehusa a cautivarse por el narrador, corre el riesgo de quedar atrapado ante su discurso. Por las garras de las palabras, o por alguna cuestión en la acción discursiva. Los narradores deben ser contundentes para dar en el clavo.