Ser maestro es una de esas opciones que conectan con un modo de vida y, por tanto, apelan más intensamente a la vocación.
Deberá ser responsable, paciente, con entusiasmo por su trabajo, con interés por seguir ampliando su formación y con una preocupación por motivar a sus alumnos.
Esto siempre ha sido así, pero actualmente las transformaciones derivadas de la revolución digital exigen aún más de la implicación y el liderazgo del maestro.
Hoy se ve con más claridad que nunca que la escuela no sólo ha de ser transmisora de conocimientos sino formadora de la persona de forma integral.
Por este motivo, del maestro se espera una forma de estar en el mundo, unas cualidades.
Quien se vea reconocido en las diez siguientes, haría bien en considerar tomar el camino de la enseñanza:
1. Sentir interés por la enseñanza y tener curiosidad sobre las técnicas que se desarrollan en cada ciclo.
2. Aprendizaje y adaptación son dos de las partes más grandes de ser un buen maestro
3. Disfrutar o tener interés en ayudar a los alumnos en su desarrollo personal y social.
4. Tener aptitudes para la comunicación, la capacidad de interacción o la creatividad.
5. Ser capaz de liderar. Liderar a un grupo, ante un alumno, a una familia, en el proceso educativo se es referente y guía de formas muy diferentes.
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6. Tener paciencia y ser observador. Necesario para ayudar a otra persona a alcanzar objetivos en el tiempo. La observación es necesaria para detectar problemas en el proceso o detectar los problemas que puedan tener los alumnos a nivel individual.
7. Disciplina. Para adquirir una virtud hay que ser capaz de realizar un hábito, a menudo siguiendo un mismo método y por medio de la repetición. Los profesores enseñan a adquirir hábitos a sus alumnos, por lo tanto deben ser capaces vivirlos y estar cómodos con estas dinámicas. El ejemplo en muchos casos es la mejor enseñanza.
8. Tener empatía y facilidad para comprender a las personas e identificar sus necesidades.
9. Tener interés por el conocimiento, por la cultura. Este amor por saber más es capaz de abrir mentes y abrir nuevas puertas al desarrollo de las personas.
10. Tener habilidad para saber relacionar conceptos con la vida cotidiana de los alumnos, ponerlos a su nivel de conocimiento para que las puedan asimilar.
Un buen maestro sabrá que tiene que ser responsable, paciente, con entusiasmo por su trabajo, con interés por seguir ampliando su formación, con una preocupación por motivar a sus alumnos, buscando siempre lo mejor para ellos y su futuro.