Los alumnos aprenden de manera más palpable y simbólica.
Los científicos han descubierto que el sistema matemático que utilizaba la población maya potencia las capacidades de análisis y abstracción de las personas y, por ende, es útil para enseñar matemáticas a los más pequeños. Esto se explica por las características táctiles y simbólicas del sistema maya.
Los niños indígenas se sientan en plena selva a escuchar al profesor, quien les enseña cómo hacer el “ábaco maya”, una tabla pintada sobre la tierra
Fernando Magaña, catedrático de la Universidad Autónoma de México (UNAM), promueve la enseñanza de este método en los colegios. El experto explicó a Efe que con este sistema, la memorización cede el paso al entendimiento, al análisis puro y a la abstracción. “El pensamiento abstracto facilita el razonamiento de las cosas, nos ayuda a tomar decisiones, a hacer esquemas, a programar causas y efectos…”, aseguró Magaña.
El catedrático dio clases de matemáticas mayas a profesores en comunidades indígenas de 2010 a 2015 como parte de un programa de la Secretaría de Educación Pública del estado de Yucatán.
¿Cómo lo deben impartir los maestros?
Los niños indígenas se sientan en plena selva a escuchar al profesor, quien les enseña cómo hacer el “ábaco maya”. Una tabla que los menores pintan sobre la tierra o en un periódico viejo. En dicha tabla se llenan tres tipos de fichas con un significado concreto y con las que realizan las operaciones matemáticas. A través de desplazamientos entre las distintas columnas. El punto (cuyo valor es 1) lo puede representar el botón de una camisa, la raya (de valor 5) una judía, y el caracol (cuyo valor es 0), con una pequeña piedra.
Este método educa el razonamiento matemático. Debido a que el cerebro se acostumbra a analizar y a deducir desde muy temprana edad
Además, el sistema, además de ser bastante económico. Libra a los niños de aprender las tablas para poder realizar operaciones como: sumas, restas, multiplicaciones, divisiones y hasta raíces cuadradas.
Al contrario, observan, interpretan y desplazan los objetos sobre la tabla para obtener los resultados. Por consiguiente, razonan sobre lo que se está haciendo. “Se trata de un método más concreto. Mismo que, a través de lo táctil, permite llegar al pensamiento abstracto”, expuso Magaña.
Si se enseña a los niños el razonamiento matemático. El cerebro se acostumbra a analizar y a deducir desde muy temprana edad. “No tienes que memorizar las tablas de multiplicar; todo es puro análisis, así desarrollas la inteligencia analítica”, matizó.