Ellos son una parte fundamental en todas las familias.
Los abuelos son únicos, lo sabemos. Cada uno a su modo, posee la sabiduría que la experiencia le ha dado, rica en valores. Sus experiencias son fundamentales para la educación y la formación de los nietos. Su participación en la crianza es beneficiosa tanto para ellos como para los niños. Los abuelos se llenan de alegría de vivir. Los chicos, tienen la oportunidad de aprender de alguien más paciente que sus propios padres.
En algunos lugares se están llevando a cabo experimentos donde los abuelos han sido llamados a participar en jardines escolares. Tal fue el caso de la escuela elemental Crestwood, en Nevada, donde la administración ha entendido el valor que añaden los abuelos al proceso educativo.
Los abuelos en la educación del siglo XXI
La escuela Crestwood supo aprovechar lo que nos pueden dar nuestros abuelos. “Muchos de los abuelitos tienen la experiencia de saber trabajar la tierra. Ellos cuidan y mantienen este jardín mejor que nadie”, comenta la directora del plantel. Pero más allá de ayudar como voluntarios para el cuidado de las plantas, “el jardín nos ha servido para reconectar a estos niños con la naturaleza y con el conocimiento que de ella tienen sus ancestros. Además, este espacio nos ofrece una herramienta para enseñar todo tipo de lecciones”, añadió Miss Richardson.
En la actualidad, nuestros estudiantes están desconectados de la abundancia que ofrecen los campos y bosques. Cuando estas lecciones son adornadas con anécdotas contadas por los abuelos, el vínculo afectivo crea una experiencia de aprendizaje rica y profunda. Inolvidable.
¿Te imaginas el tipo de actividades que podríamos realizar con nuestros abuelos en las escuelas? Hay infinidad de ideas. Podemos hacer un club de lectura. O un taller de manualidades tradicionales. También podemos invitarlos a clases de Historia y que nos cuenten sus experiencias en primera persona. No podemos desaprovechar el gran conocimiento que hay en ellos. ¡Podemos recoger grandes frutos de esa cosecha!