Escrito por un maestro, para maestros.
Sin vacilar, un buen maestro lo es todo. Puede alentar a sus alumnos, animar a sus colegas, neutralizar la conmoción de la condición social sobre el aprendizaje. Y, sobre todo, hacernos mejor personas.
Este es un escrito para los docentes que pasaron, y marcaron nuestras vidas. Espero que siendo ahora uno, lo disfruten.
Somos una referencia imprescindible para la incorporación de un nuevo ser humano a la sociedad.

También somos “acompañantes afectivos” y figuras de sostén para el alumno.

Promovemos el aprendizaje por el descubrimiento. Somos facilitadores de ideas.

Fomentamos la participación, cooperación y solidaridad.

Ayudamos a los alumnos a ser más sensibles a lo que le rodea.

Transmitimos valores, enseñamos con el corazón.

Poseemos mucha paciencia ante las ocurrencias de sus alumnos.

Adoptamos la actitud democrática, antes que la autoritaria.

Promovemos el aprendizaje comprensivo y significativo antes que el aprendizaje mecánico y repetitivo.

Somos dedicados en nuestra profesión.


